El viernes 25 de marzo Madrid recibió a Roger Waters, quien vino con The Wall bajo el brazo. Y si hablamos de «Roger Waters» sabemos lo que su «bajo el brazo» significa. Una superproducción faraónica (a estadio lleno), que nos recordó porqué el tiempo no pasa por él.
El Palacio de los Deportes fue lugar de encuentro. Un público compuesto en su mayoría por nostálgicos mayores, y jóvenes que solo conocíamos los orígenes y las repercusiones de la obra por lo que nos habían contado. Un escenario dónde destacaban la clásica pantalla circular de fondo y la estructura de un muro al cual se le agregaban ladrillos con el transcurrir de las canciones.
¿Qué mejor manera de hacerle justicia a esos solos de guitarra que nos hacen viajar? ¿Cómo explicar la sensación de que la música te entre por todos los sentidos? Con un sonido cuadrafónico. La ilusión del público se percibía en el aire, y fue conmovedora.
Pantalla y muro servían de soporte para las imágenes proyectadas propias de la estética «Pink Floyd», llenas de contenido y mensajes aún vigentes. Víctimas de conflictos bélicos siempre presentes.
Todos sabíamos de qué trataba la obra y lo que habíamos ido a ver. Como las arias en la opera, que con espectaculares «partes» forman un excelente «todo», cada uno de los temas de The Wall, ansiosamente esperados, renovaban la energía del ambiente. Fue un show de casi 3 horas, con intervalo de por medio, con una intensidad que sólo bandas como Pink Floyd (o alguno de sus integrantes) nos pueden dar.
Animaciones de Gerald Scarfe cobraron vida a escala monumental, escuchamos la guerra de cerca, y vimos ejércitos de fanáticos alinearse. Banderas flamearon mientras un cerdo volaba y el muro crecía.
Llegando al final el muro cae, y con ladrillos en el suelo y nueva luz, sube la banda por delante del escenario luciendo camisetas con distintos mensajes pacifistas, lo que da lugar a un desenchufado «Outside the wall» interpretado con banjo, acordeón, guitarras, pandereta y trompeta. El señor Waters presenta la banda mientras los vemos irse dejando un excelente espectáculo en nuestras memorias.
Y yo me voy tranquila. Vi The Wall LIVE.