Kutxa Kultur Festibala lleva tres ediciones (cuatro, si contamos la celebrada en el Velódromo) y viaja rápidamente hacia su madurez. La edición 2014 arrancó ayer con un cartel un tanto descompensado. Son cosas que pasan en los Festivales. En esta ocasión, han puesto toda la carne en el asador para la segunda jornada, la de hoy. Así, ayer era una oportunidad única para ver el Festival con más amplitud de miras. Comprobar si el público responde, al margen de propuestas musicales con mayor o menor atractivo. Si lo pasa bien, y lo que es más importante. Si Kutxa Kultur Festibala mantiene ese sabor especial que vivimos en sus dos ediciones anteriores.
Vimos nada más entrar mejoras notables en la organización, más seguridad, la logística, dos nuevos escenarios… y el mismo sabor de siempre. Estar en un Festival en ese entorno tan especial. Un monte con espectaculares vistas sobre San Sebastián y un parque de atracciones centenario, con un sabor tan especial como es subir a la Montaña Suiza. Eso no ha cambiado. No extraña que, como asegura su máximo responsable, los artistas que actúan en Igeldo se quedan alucinados con el lugar. Y mientras se siga celebrando en el mismo lugar y bajo las mismas premisas, el éxito está asegurado. Ayer se comprobó, ya que la respuesta de público, sin llegar al lleno, fue sobresaliente. Y lo que es más importante. Había de todas las edades. Incluso padres con niños bien pequeños.
Grises abrieron fuego en el Escenario Principal. El quinteto ofreció el mismo set que en El Día de la Música, aunque en esta ocasión pareció sonar mejor. Su Power-Pop alegre con canciones como Wendy o Plástico Eléctrico encendieron e hicieron bailar a un público que ya llenaba buena parte del lugar. Momento para disfrutar de espacio, cosa que luego desaparece. Su estribillo ‘sentir que todo es perfecto’ fue toda una declaración de principios para una jornada que salió así, perfecta.
Toy era una de las incógnitas de la primera jornada. Su disco Join the Dots hacía prometer una actuación interesante. Y fue más que eso. Se convirtieron en la gran sorpresa de la primera jornada. El quinteto, con un look entre gótico y rockero, arrancó perfecto, con la intro musical del disco Conductor, en una versión más contundente, centrándose en la parte techno-rockera y acelerando en un in-crescendo grandioso. Algo que repetirían a lo largo del set con gran acierto, dejando alucinados al respetable. Interpretaron casi al completo su interesante disco, llevándolo al directo de forma acertada, con variaciones intensas. Toy ofreció un show denso, tenebroso, practicando un rock con tintes electro que se podía mascar. Una pena que su cantante no tuviera una buena voz. Al margen de ese detalle, su show fue excelente y se ganaron la primera ovación de la noche.
Dejémoslo claro. Lori Meyers, sin serlo, se convirtieron en los cabeza de cartel de la primera jornada. Por montaje, por actitud, por entrega, por el concierto ofrecido, y sobre todo, por el público, que estaba allí por ellos. Durante una hora dispararon Hit tras Hit, para deleite del público, que se entregó desde el minuto uno. La amplia formación ofreció un sólido show con proyecciones al fondo, organizando toda una fiesta. Sería imposible destacarlos por algo. Todo en su show fue perfecto. Fue lo más perfecto de la noche, incluyendo una sorpresa. El Tiempo Pasará tuvo a Ani B Sweet como artista invitada. Después se acordaron de Pedro San Martín en Luces de Neón. Muy grandes los Lori Meyers, que se ganaron la ovación de la noche.
Los cabeza de cartel ‘oficiales’ The Wombats estuvieron correctos. Y punto. El trío de Liverpool cerraba su gira veraniega en Igeldo, un lugar precioso según dijeron, y que estaban encantados de estar allí. Ofrecieron temas de sus dos discos A Guide to Love, Loss & Desperation y The Modern Glitch. Entre los tres tocaban guitarras, bajo, teclados y batería. Claro que, así, se les vio con bases pregrabadas en diversos momentos. Estuvieron divertidos, sobre todo su ‘saltimbanqui’ bajista. El público los siguió, en general, con bastante desinterés. Insisto, los Lori Meyers les comieron la tostada. Grandezas de un Festival.
Mientras, en el Escenario Kutxa Kultur Músika, The Animal Within ofrecieron un contundente directo de rock duro, sólido, aguerrido y sin contemplaciones, Bassmatti & Vidaur su pop a la donostiarra que tantas veces hemos visto y disfrutado, Sean Nicholas Savage un agradable pop que nos trasladó a otras épocas, y para cerrar, Natural Child, ofreciendo un rock sureño, con músculo y que sorprendió a propios y extraños.
La primera jornada, que se intuía complicada, salió excelente. Con sus sorpresas, cambio de cabeza de cartel y alguna que otra decepción. Una prueba más de que Kutxa Kultur Festibala se está haciendo mayor. Se consolida, se hace maduro. H0y llega la segunda jornada, con un cartel que quita el aliento. Disfrutaremos con los directos de The Pains Of Being Pure At Heart, que presentan nuevo disco y que son viejos amigos de San Sebastián, o también con nuevo y excelente disco El Columpio Asesino, para terminar con los siempre infalibles Los Planetas, o la sorpresa escondida Jacco Gardner. Con semejante cartel el lleno está asegurado. Veremos.