Siempre recuerdo una actuación que La Buena Vida ofreció en las terrazas del Kursaal, cuando éste se inauguró. En aquel concierto se respiraba el estilo donostiarra al 100%. Algunos lo llaman «ñoñostiarrismo». Lo llamemos como lo llamemos, aquella noche lo podía sentir uno hasta el tuétano. Un grupo sedoso, ofreciendo bellas y cuidadas canciones, en lo que se llamó una vertiente más suave del Donosti Sound, mientras el público lo escuchaba con exquisita educación, salvo un groupie de seguidoras que bailaban como locas en un lateral del escenario. Luego los volvimos a ver, con los años, en un Teatro Principal a rebosar. Y vivimos la misma experiencia. Tras la desaparición del grupo, algunos de sus miembros comenzaron un nuevo proyecto musical bajo el nombre de AMA. Y como tales actuaron hace unos años en el Festival DonostiKluba. Tras seis años de silencio, la banda acaba de publicar nuevo trabajo, Nada Dos Veces. Ayer, el mismo escenario, sirvió como reencuentro de grupo y público. Un reencuentro a la donostiarra.
En formato trío, Javier Sánchez se hace acompañar por Yon Vidaur, quien ha hecho de productor para el nuevo trabajo y a quien conocemos por ser parte de Bassmatti & Vidaur, y por Andoni Etxebeste. El cuarto en liza, Borja Sánchez, no pudo tocar ayer por residir en el extranjero. Así, con guitarras, batería y teclados (esta vez no hubo bajo), ofrecieron gran parte del nuevo disco, que explora nuevos sonidos. Su máximo responsable asegura que quien busque el Donosti Sound en el nuevo trabajo, mejor que se abstenga y se quede con su antiguo material. Y, efectivamente, sus nuevos temas (Verdadero y Falso, Tierra y Sol, Aquí Paz y Después Gloria…) suenan diferentes. Y por ello, fueron gloriosos los escasos instantes en los que recuperaron viejas composiciones. Todo aderezado por las filmaciones de Roar al fondo.
Aquel espíritu vivido en los conciertos de La Buena Vida regresó ayer en toda su plenitud. Misma actitud, mismo estilo y misma educación del público (salvo, de nuevo, unas pocas groupies con ganas de mover el esqueleto). Todo muy correcto, muy a la donostiarra. Quizá un tanto plano.
Antes, unas aguerridas Perlak (aguerridas porque son tres chicas y un chico, que los tiempos cambian), nos ofrecieron un potente concierto con mucha guitarra, una potente batería y unos acertados toques de teclado. Apuntan muy buenas maneras y es seguro que las veremos en el escenario local del próximo Kutxa Kultur Festibala.
Cerró noche Havoc, que se ha desprendido de PLV, y que presentó, con banda y una cuidada escenografía, su nuevo disco. Por motivos personales no lo pude ver, pero las crónicas hablan muy bien de su actuación. Es seguro que muy pronto repetirá cita por estos lares.