Voces atmosféricas

Artículo escrito por Mikel Arzak
el 5 de junio de 2021

Visitaban por segunda ocasión un Teatro Victoria Eugenia a medio gas por las limitaciones pandémicas en los aforos. Si se esperaba ver un concierto similar a aquel y lustroso 45 cerebros y un corazón, se iba a llevar una buena sorpresa. Visto lo visto, el público ya era conocedor del giro artístico que Maria Arnal i Marcel Bagés han dado en Clamor. Ya en la previa del concierto, mientras esperas impaciente en tu butaca, y escuchas de fondo el setlist que el dúo ha preparado, te das cuenta lo que les gusta ahora, fuentes inspiradoras que se basan principalmente en ambientes electrónicos cercanos a Bjork y similares. La noche vivida en el Victoria Eugenia fue toda una sesión de fuertes emociones transmitidas por el poder de la voz. Porque en Clamor hay voces polifónicas. Voces humanas, voces sintéticas, sintetizadas, voces animales, voces del mundo natural…

Comenzaron con Milagro. Toda una declaración de intenciones que, a lo largo del concierto, una descalza Maria trasladaría al público. Porque es todo un milagro que nos reencontremos grupo y público en un teatro para disfrutar, y vivir, toda una experiencia. Con el deseo de que las cosas sean diferentes tras la pandemia y no repitamos esquemas mentales anteriores, Maria Arnal y Marcel Bagés ofrecieron un sólido concierto que dejó atónito a un público que lo disfrutó, y mucho. Con el apoyo de David Soler, productor del disco, a la guitarra y electrónica, y las voces de Marta Torrella y Helena Ros, llevaron con gran acierto unas canciones que, escuchadas en disco, encierran cierta dificultad para ser consumidas en directo. Clamor son voces, un concepto que en el directo gana gran protagonismo. Es tal la fuerza vocal de Maria y sus dos acompañantes que uno no puede evitar recordar aquellos experimentos de sonido cuadrafónico, y lo bien que hubiera funcionado anoche.

maria arnal i marcel bages victoria eugenia

Fotografía cortesía de Ricardo Fernández

Todo el concierto fue un disfrute con las explicaciones y animosidad de Maria, apoyado con un montaje escénico tan sencillo como efectivo. Muy logrado un juego de luces que, a pesar de ser escaso, es exprimido hasta la extenuación. Un concepto muy elegante para un concierto muy especial, hasta donde los vestidos de Maria y sus dos cantantes están estudiados. Fue espectacular la ejecución de Cant de la Sibil·la y La Gent, demostrando el poderío vocal de Maria, Marta y Helena. A la Vida, Bienes, Canción Total formaron una triada maravillosa en un in-crescendo perfecto. Polifonia CDG nos devolvió a ese escenario donde la voz toma protagonismo.

Maria Arnal tiene una personalidad arrolladora. Progresista y feminista, de espíritu libre, se muestra en el escenario como pez en el agua. Cuando habla, comunica ideas, deseos, esperanzas, e incluso se lanza con pequeñas frases en euskera. Y todo ello apoyado con una cuidada coreografía y bailes liberadores que desgraciadamente, por las circunstancias actuales, no se pueden seguir.

Clamor era el protagonista de la noche. Un trabajo donde Maria y Marcel han aprendido mucho y han puesto una multitud de ingredientes. Pero tienen bajo el brazo un histórico 45 Cerebros y un Corazón y ayer fue rescatado con temas como la mencionada La Gent o Ball del Velatori, o Tú que Vienes a Rondarme. Recuperado y reciclado, porque todo sonó a lo mismo, trasladado a atmósferas electrónicas, con bases tan potentes como cuidadas.

Los bises finales fueron todo un escándalo en el buen sentido. En tres cortes las cinco personas que estaban sobre el escenario encendieron grandes sensaciones en un público que aplaudió semejante cierre con Meteorit Ferit, Jaque Ventura.

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