Gure Ahotsak cerró ayer su personal homenaje a la mujer con el concierto más animado, más festivo. Las responsables de organizar semejante pitote fueron Neomak, un grupo que actualiza el clásico sonido de la trikitixa y panderos. Y lo logran a base de sonidos electrónicos y un logrado juego de percusión.
Comenzaron en la zona de platea, entre el público, con un estilo del día de Santa Agueda, una de las fiestas más tradicionales que se celebran en nuestra tierra. Y es que Neomak dedicó una primera parte de su concierto a lo tradicional, con sus trikitixas, panderetas y panderos, cantando clásicos como la propia Santa Agueda o Anbototik. Hasta aquí nada nuevo.
La revolución llegó a partir del cuarto de hora, cuando comenzó una alocución de una amona, que en varios tramos del concierto, narraba cómo eran las cosas para la mujer en otros tiempos no tan lejanos. Neomak reproducía una base pregrabada que apoyaba, con inusitada fuerza, sus composiciones, jugando con seis voces armónicas (al parecer una de ellas no pudo participar), tres trikitixas y juegos de percusión, que por momentos recordaban a Mayumaná. Un ejemplo de ello fue la discotequera M.U.X. Todo ello aderezado de un logrado juego lumínico, con luces traseras, y utilizando hasta la iluminación del teatro como un efecto más.
Para Neomak, actuar en el Teatro Victoria Eugenia, era una ocasión especial y tendrían sorpresas como la compañía del trío J Martina, que se marcaron una fantástica Kontu Zaharrak, la dantzari Garazi Etxaburu, que coreografió con firmeza Hamen. La sorpresa de la noche saltó cuando apareció Olatz Salvador, protagonista del concierto del sábado, para acompañarlas en Biluzik, con un arranque muy tanguero.
Las Neomak dejaron su gran éxito Ilargi Berriak para el final, logrando la ovación del público, que volvió a llenar el teatro. Se despidieron a lo grande, deseando un revolucionario 8M.
Gure Ahotsak finalizaba la víspera del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, poniendo sobre el escenario el papel de la mujer en el mundo de la música. Una forma totalmente válida para reivindicar el papel de la mujer en el mundo. ¡Viva el 8M!